jueves, 17 de octubre de 2013

¿A usted quién le ha dado vela en este entierro?

Pregunta habitual que se hace a alguien, cuando se "entromete" (entrar y meterse) en un conversación de otros o a opinar de algo de lo que no sabe o no debe. Esta pregunta, tiene una obligada respuesta: ¡Nadie!. En cualquier caso es un decir importado que arraigó perfectamente en el léxico canario, sustituyendo el "tuteo" peninsular por nuestro "Usted" acentuando aún más la distancia que se quiere poner entre los parlantes y el considerado a todos los efectos "intruso". 

Su origen se confunde, y algunas fuentes dicen que proviene de la costumbre de dar velas la familia del difunto a los amigos de éste que acudían al entierro. Otras fuentes van más allá y sostienen que esta costumbre de "dar velas en los entierros" fue la consecuencia de los previos "velatorios" que se le daban al finado, como aquí decimos.

El desaparecido profesor Joan Coromines autor del Diccionario Etimológico de la Lengua Castellana, incluye la siguiente información: «Velar, h. 140, 'estar sin dormir'. Del lat. VIGILÁRE íd. 'estar atento, vigilar' (...) DERIV. Velada, 1495. Velador, 1220-50. Vela 'acción o tiempo de velar, 1490; 'candela' (empleada con este objeto)». El mismo autor sitúa el origen de la palabra "candela" en el año 1140, por consiguiente anterior a la palabra "vela" de la que dice como hemos visto que es la "acción o tiempo de velar".

Tenemos también las Ordenanzas del Concejo de Gran Canaria de 1531 (MORALES PADRÓN, F., 1974), en el título de Candeleros y Cereros dice: «Primeramente que los candeleros y cereros que labraren cera y sebo en esta cibdad y en las otras villas y lugares della labren buena cera e sebo que sea limpio e que el pavilo que echaren sea de lino o destopa de lino e cozido e no sea grueso sino en buena manera». 

Se puede llegar a la conclusión que "vela" era la acción de velar, de acompañar al finado y su familia en el "velatorio", que después pudo devengar en la costumbre de dar "velas" a los acompañantes conocidos del entierro del finado, y aquello que aproximadamente hoy llamamos "velas", antiguamente eran llamadas "candelas" que según el repetido profesor Coromines etimológicamente deriva del latín CANDÉRE, 'arder'.

Lo que sí se conoce es la obligada vieja costumbre, que todavía se mantiene en algunas islas, de ofrecer en los "velatorios" una copita de ron a los hombres y de anís a las mujeres, costumbre que se ha trasladado a algunas celebraciones de finados como las de El Rincón de Tenteniguada en Valsequillo, acompañado de almendras, nueces y castañas. 

Pancho Guerra recogía el antiguo significado del término VELORIO como «Acompañamiento nocturno a los parientes de un muerto, estando éste de cuerpo presente. También se solía hacer cuando estaba aún sólo enfermo. De "velar". Velorio en castellano es el equivalente al velatorio canario». 

La cita que nos hace Pancho Guerra del Diccionario del Castellano (DRAE), lo es sólo para el caso de los niños, como se recoge en la segunda acepción, siendo muy distinta al sentido que le damos en las islas la primera: 

«velorio. 1. Reunión con bailes, cantos y cuentos que durante la noche se celebra en las casas de los pueblos, por lo común con ocasión de alguna faena doméstica, como hilar, matar el puerco, etc. 2. m. Velatorio, especialmente para velar a un niño difunto». 

Sin embargo, los cambios sociales operados en el habla de las islas en los últimos años, según el Diccionario de Canarismos de la Academia Canaria de la Lengua, parecen ir en la dirección de coincidir con la primera acepción castellana, pero no de forma generalizada para cualquier fiesta familiar, sino exclusivamente para celebrar el nacimiento de un nuevo miembro de la familia «velorio. 1. m. Reunión de gente en casa de una parturienta, para celebrar, bebiendo y cantando, el nacimiento de su hijo. 'Solía celebrarse por las tardes y por las noches, y duraba unos ocho días después del alumbramiento. En los velorios no solían faltar los licores y los dulces'».  



No hay comentarios:

Publicar un comentario