sábado, 12 de octubre de 2013

Eres más raro que un mirlo blanco



Probablemente esta expresión nos llegó de fuera, y en las islas enraizó por la gran cantidad de mirlos que se daban en las plataneras y en las higueras, y en muchos más cultivos frutales donde acostumbran a picar la fruta y poner de mal humor al agricultor. El mirlo ya ha ocupado muchas "ciudades del interior" de las islas, y es habitual escuchar como entonan su repetitivo canto cuando el sol despunta, a modo de despertador encaramados en las altas antenas.
 
Con notable presencia en la zona mediterránea y más allá de los mares, siempre se había creído que todos eran con plumas de color negro, algo más pardas en el género femenino. Luego se descubrió la rara existencia de mirlos con el plumaje blanco.
 
Esta rareza dio pie a este despectivo decir que se le dedica a las personas que generalmente son consideradas "raritas", por sus costumbres, por sus manías, o simplemente por su difícil trato.
 
Más recientemente se ha positivado el dicho en "Eres un mirlo blanco", dedicado normalmente a aquellas personas que profesional o laboralmente destacan entre el común.
 
Normalmente es una lisonja que se les decía a los que trabajaban más allá de su horario "legal", circunstancia que en el momento actual habría de generalizarse dado que la oferta de trabajo es poca, la demanda demasiada, y se ha adquirido el injusto trato de contratar por horas y exigir trabajar por muchas más. Cada día más cerca de la esclavitud de los "mirlos blancos, desde que despunta el sol".

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