domingo, 13 de octubre de 2013

Millo a millo, se planta la vega



Tiene el sentido de valorar la importancia de las cosas pequeñas, que todas juntas hacen un mucho de significativa importancia. Probablemente sea una adaptación del hombre de nuestro campo al castellano "Grano a grano se hace granero". Esta obligada adaptación pudo devenir de la continuada escasez de grano cerealero en las islas durante los siglos XVI y XVII consecuencia del "aislamiento" al que estuvieron sometidas por los corsos de las Coronas europeas (inglesa, francesa, holandesa, ...), en permanentes guerras por el dominio de los mares y sus colonias con la Corona española.

El desabastecimiento de granos, que siendo escaso fue objeto de mucha especulación y preferentemente vendido a las milicias del regimiento, motivó muchos motines populares convocados al toque de "caracolas" por su supervivencia.

En Gran Canaria se vieron agudizados por el envío del escaso grano a Tenerife siguiendo las órdenes de los corregidores, teniéndose noticias de revueltas en las últimas décadas del siglo XVIII y en la primera del XIX en Arucas, Gáldar, Guía, Telde y en la propia ciudad de Las Palmas, donde se fijaron panfletos en las paredes de los lugares públicos, alusivos a las abusos de los "poderosos".

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