martes, 15 de octubre de 2013

Ninguna vaca da leche todo el año





Desde que José interpretara el sueño del faraón referente a los sietes años de vacas flacas y los siete de vacas gordas, de alguna manera se asoció la vaca a la felicidad del género humano, y en particular al disfrute de los buenos acontecimientos.

Pero la realidad de la vida, es otra muy distinta, y creer que las cosas buenas son imperecederas, puede acarrearnos problemas no esperados. Se sabe que la psicología del hombre canario es sumamente temerosa y dubitativa, y se asocia al temor que secularmente le venía del mar, llámense corsos ingleses, franceses u holandeses, sin olvidar los berberiscos o moriscos, que continuamente acosaron las islas para saquear y llevarse rehenes por los que pedían buenos rescates.

Dicen los investigadores que de ese secular temor, enraizaron en nuestro léxico esos modismos tan particulares de contestar escuetamente a cualquier pregunta de quién consideramos extraño, en alguna de las siguientes formas: ¡A LO MEJOR!; ¡TAL VEZ!; ¡PUEDE!.

Como quien hace un "margullo" hasta ver de qué va quien nos pregunta, son todas respuestas tan  dubitativas que a ese interlocutor que no conoce de nuestra forma de expresarnos, lo dejamos como decimos "nadando en seco". En algunos casos, volverán a preguntar: ¿A LO MEJOR DE QUÉ?; ¿TAL VEZ QUÉ?; ¿PUEDE QUÉ?.

Es probable que de esa particular forma de ser y pensar surgiera este decir para "curarnos en salud", y como aquí cualquiera, conoce MÁS o MENOS algo de vacas, pues unos las ordeñan y otros han tomado en una escudilla con gofio su leche, damos por sabido que cualquiera de ellas será lechera entre 9 o 10 meses. Pensamiento ejemplarizante que aplicamos a los buenos momentos de la vida, pues A LO MEJOR, esos buenos momentos se acaban, al igual que la leche a la vaca.

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