sábado, 12 de octubre de 2013

Pa que se pierda, que haga daño




Posiblemente sea una secuela de la Guerra Civil, de cuando el desabastecimiento era muy grande y los recursos de la familia eran muy escasos. De los tiempos de las cartillas de racionamiento, de los tiempos en que lo más abundante era el caldo en el que nadaban unas castañas porque las papas eran un lujo.
 
Tiempos en los que se tapaban hambres con raleras de gofio, leche en polvo y agua de la fuente hervida, que cuando se consumía quedaban en escardones que se "acondutaban" con aceitunas del país y una trasparente lasca del queso que hizo la abuela, con la leche de la cabra del traspatio. Y al final, el café "del calcetín", de achicoria en el mejor caso, y en el peor, de afrecho. El mayor dolor de "barriga" era por no comer, o por no tener que dar de comer a los niños.
La imagen es de hoy, pero por el camino que vamos, puede que se vuelva histórica y empiece a ser de ayer, pues muchos han tenido que volver a las raleras y a los escardones. Que acabe pronto para que no haga más daño.

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