lunes, 14 de octubre de 2013

Quien cabritos vende y cabras no tiene, de algún lado le vienen





Como cuando decimos que del cielo no llueve "el dinero", ni las riquezas. El entorno pastoril se presta de forma irónica, con su acrisolada experiencia del día a día, que aún siendo difícil de conocer si una cabra está preñada por su propia constitución, sabe perfectamente que durante esos 150 días habrá tenido ocasión de ver que a una cabra joven del otro pastor le ha crecido la ubre, y si ha parido dos o más cabritos, la tendrá que haber visto más ancha que lo normal.

Lo que tiene muy claro, es que los cabritos no caen del cielo, y si un pastor aparece con cabritos nuevos: o tuvo cabras preñadas o los "apañó", pues el que compra nunca los vende.

De ahí este axioma tan evidente de que "de algún lado le vienen". Se le dedica a aquellos que viven muy bien con buenos dineritos, y no se les conoce "ni oficio, ni beneficio".

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