viernes, 11 de octubre de 2013

Zurrones viejos todos son desparramaderos de gofio


Santifica la ley de vida, de que los años no perdonan cuando se produce el cansancio físico del cuerpo o de las cosas.

En las islas el zurrón es confeccionado tradicionalmente con la piel del baifo de menos de un año, macho o machorra, siendo la mejor cuando el animal tiene entre quince días y un mes.

La delicadeza con la es tratada la piel para que tenga larga vida el zurrón y cumpla adecuadamente sus funciones, es la primera de las reglas que siguen los zurroneros. Matan el animal por el pescuezo, por donde quedará la boca del zurrón, y separan la piel hinchando con una caña el animal hasta lograr separarla, y así sacar el cuero desde el rabo hasta el cogote, procurando que no se produzca ningún corte o poro por donde puedan perderse líquidos cuando se utilice. El proceso de curtido se inicia con el secado del cuero con sal bien extendida que se mantendrá durante una semana, en que se quitará la sal sacudiéndola.

A continuación se inicia el despellejado para quitarle el pelo a la piel del baifo, tarea muy delicada en la que algunos expertos zurroneros se auxiliaban con un cuchillo canario bien afilado, procurando siempre no dañar el cuero, ni que pierda su consistencia. Durante un día lo dejan en leche para qué adquiera su color blanquecino.

Después de atadas las patas traseras y el rabo con una tira de cuero y colocadas algunas agarraderas, todo ello con cuero del mismo animal, estirada suavemente la piel del zurrón con una piedra o palo redondo, se termina el proceso de curación y curtido dejándolo en un lugar fresco, no a la intemperie, durante unas semanas observándolo cada determinado tiempo para comprobar su total secado y estirado para que no seque con pliegues.

El proceso de curación termina con los primeros amasados de gofio, que no es aprovechable, y se hace para eliminar los olores propios.

Poco se sabe de la vida útil de un zurrón, para que no se quiebre el cuero y desparrame el gofio cuando se inicien los volteos para el amasado del decir. Todo dependerá de su conservación. Después de usado, debe quedar bien limpio, tanto el interior como el exterior. Los zurroneros aconsejan espolvorearlo con un poco de gofio, para que absorba las humedades, y enrollado colocarlo en un frasco de cristal, con unos ajos por sus propiedades bactericidas como desinfectante de la piel por sus aceites sulfurosos.

Nuestro decir está precisamente asociado al término de la vida útil de un zurrón, que llega cuando comienza a desparramarse o salirse la rala de gofio y agua que se amasa por las pequeñas fisuras que se han producido en el cuero. Cuando ello sucede, el zurrón es utilizado en ocasiones como bolsa para trasladar útiles.
  

Bibliografía: Cultura tradicional - FEDAC



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