miércoles, 13 de noviembre de 2013

Tanto daño me hagas, como chirgo de miedo te tengo




Este decir guarda relación con las amenazas recibidas de los tradicionales que "se la "echaban", o lo que es lo mismo, el castellano "fanfarrón", voz prácticamente no usada en las islas y sustituida por "echón", y es así como compara el daño que le pueda hacer con el miedo que le pueda tener: ninguno.

Las voces "chirgo" y "chilgo" son una derivación o variante de "chingar", más concretamente referida a la expresión "mearse de miedo en los pantalones".

Agustín Millares Cubas recogió la voz «CHIRGO.- Chorro delgado, sutil, que sale con ímpetu, como el de un surtidor. "Chirgarse de miedo" es humedecer las ropas interiores involuntaria y vergonzosamente».

Con posterioridad Pancho Guerra recoge la variante «CHILGO.- Miedo. También se aplica al chingo o chorro, especialmente al de la orina. (La segunda acepción habrá nacido al calor de ese reflejo del pánico que consiste en mearse en los pantalones. Cuando el isleño está “chilgado de miedo”, si no se ha orinado por los pies abajo, está a punto. Suele oírse también “chirgo”.)»

En relación con la primera expresión aludida que en las islas sustituía a la palabra "fanfarrón" también Pancho Guerra nos da cuenta de este verbo con un lujo de detalles y ejemplos: «ECHÁRSELA.- Presumir vanamente de galanura o de riquezas; fanfarronear de valiente. ("Se la estaba echando en el Parque como si tuviera fanegadas en Arucas o tomates en el Sur, sin darse cuenta de que es un jediondo”). “Desde 'que lo “jisieron sosio” del Casino, pegó a echársela con tales buches, que daba de cara."

En castellano hay la locución familiar “echar de”, equivalente a presumir, a jactarse de algo. Esta debe ser la fuente de la voz isleña. En su estudio del término “echar”, el profesor Corominas señala su origen del latín “jactare”, indicando que en esta lengua “se empleaba “jactare” en el sentido figurado de "alabar”, de donde el cultismo castellano “jactar”. Cita también los derivados “jactancia”, “jactancioso”, “jactante”. Echársela es, pues, jactancia, y el echón un jactancioso.)».

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