domingo, 29 de diciembre de 2013

Ya está mirando para el cañizo




Esta locución pronunciada por persona adulta, iba dirigida a los aprendices de chicos jóvenes cuando ya empezaban a fijarse en las chicas, cuando se estimaba que eran sus primeros escarceos amorosos. En ocasiones todavía suele oírse en algunos pueblos de las islas.

Pancho Guerra nos deleita con una cita en sus Memorias de Pepe Monagas: «Cuando nuestros respectivos cascarones se quedaron en el camino, definitivamente desprendidos, con lo cual ya podíamos mirar para el cañizo sin aguantar bromitas y sin andar tapujados, seguimos aparentemente igual. Pero en el fondo surgió una situación nueva. Soledad se desandó porque yo acudiera al engodo con que a dos manos, aunque sin malas mañas, ni relajos, eso si, llenaba cada día el trocito de marea de su pulido y azulado patio. Yo seguía emperrado en la cómoda y ancha libertad de mi primer tiempo, dispuesto a defenderla con uñas y dientes de toda tarraya, aunque la lanzara su linda y geitosa figurilla. i Infeliz de mí, que ignorante del poderoso jalío del amor, quería navegar como en los tiempos de La Loma y Las Arenas!».

El mismo autor nos cuenta de su origen: «Mirar para el cañizo: hombrear, especialmente respecto a mujeres, mostrándose los chicos prematuramente enamoradizos». Tal procedencia la apunta en la entrada CAÑIZO (Cañiso) a su léxico, donde da su definición «Utensilio casero fabricado con trozos de cañagruesa, sin astillar, que, montados estrechamente, arman una especie de caja. Es recipiente muy socorrido en los hogares campesinos, donde se le emplea para guardar viandas, en especial el queso. Por lo común se le suspende en el aire mediante cuerdas para evitar el acceso de gatos y ratones».

Nos apunta también sus certeras conjeturas sobre el origen de la referencia al cañizo y que es debido a «Las especiales cosas de comer que el utensilio guarda y su relativa inaccesibilidad, que lo hacen goloso y difícil al tiempo, parecen explicar esta popular locución, "El cañizo y las hembras son para gente hecha y derecha y no para vagañetes". El adjetivo vagañetes en este caso no hace referencia a los naturales de Tazacorte en La Palma, sino a niños traviesos o pícaros.

Las definiciones que nos aporta el diccionario de la Academia Canaria de la Lengua sobre el cañizo que contemplamos en la fotografía de la FEDAC, son más amplias y aporta cuatro acepciones conforme a sus aprovechamientos:

« 1. m. Armazón, generalmente de caña, que, formando una plataforma, sirve para colocar el queso con la finalidad de que se oree o para ahumarlo. 'Este año el queso está escaso: nunca tengo más de dos en el cañizo'. 2. m. Hierro.  Plancha de caña y cordel para ahumar el queso. 3. m. Secadero para el queso. 4. m. La Palma. Caja de madera que dispone de una puerta lateral para meter los quesos que se van a ahumar y cuyo fondo está emparrillado con tiras de madera. Se situaba, generalmente, sobre las cocinas de leña».

Tal ampliación de aprovechamientos en las islas, ha permitido que variando su diseño se preserve su nombre de forma generalizada en todas, respetándose también en las actuales queserías artesanales, que han tomado del antiguo cañizo de los ambientes familiares sus buenas funciones y diseño, para construir otros de mayor tamaño donde son colocados el mayor número de quesos que se elaboran.

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