miércoles, 5 de febrero de 2014

Más rascao que un piojo




Esta es una de las expresiones que más en uso encontramos, donde el canarismo "rascado" de nuestro léxico coloquial, ha ido adquiriendo distintas acepciones que no guardan ninguna relación con el significado que el DRAE aporta del verbo "rascar" en su primera acepción recoge «Refregar o frotar fuertemente la piel con algo agudo o áspero, y por lo regular con las uñas», si bien en su sentido figurado es el estado en que queda el "piojo" sometido al continuo "rascado".

Vayamos viendo cronológicamente los distintos significados que se han ido recogiendo y que conviven aún en nuestro lenguaje coloquial. 

El académico Agustín Millares Cubas en el siglo XIX recogía «RASCADO.-Quedarse rascado. Cuando un asunto se resuelve en sentido opuesto a nuestros deseos y esperanzas, con pérdida del objeto de nuestras aspiraciones, el resquemor que nos resulta, se traduce en lenguaje canario por quedarse rascado, esto es, ofendido, mortificado.
— ¿Conque nombraron a Frasco para el puesto que Chano pretendía?
— ¡Uy! El hombre se ha quedado más rascado!,..
Al siglo siguiente, Pancho Guerra recogía otra acepción más del entorno de nuestros tenderetes y ratos de asueto: «RASCARSE.- Tocar unas folias, etc. "iRáscate otras, Pepe!"», escuchándose en la actualidad este mismo verbo reflexivo para demandar se tome unas copas con los amigos.

En su léxico se recogen igualmente otras variantes que fueron utilizadas por el autor en sus obras costumbristas como son las siguientes:
rascado/-a = dolido, apesadumbrado, fastidiado.
rascado como un piojo = con resquemor, enfadado.
rascarse = ejecutar, tocar.
rascarse. V.: rascado, rasquera.
En las Memorias de Pepe Monagas recoge el sentido del "dolor de bolsillo" por haber pagado algo de forma cara, que no guarda relación su precio con el servicio médico recibido. Así cuando cuenta de la fonda Hotel Cagajón que había en El Terrero, nos narra de un galeno como sigue:

«Por cierto que siendo yo apenas más que pollillo, oí hablar de cierto médico barato, apellidado Suárez Estupendo, que no sólo paraba en tal hospedería, sino que allí abrió su despacho. Contaban que algún isleño de los de entendimiento y lengua salpimentones, tal vez rascado por lo que creyó demasía en una cuenta, o porque sin piedra ni palo -y arriba cobrándole- le acabó la casta a algún pariente que andaba a trompicones con la salud, púsole en la puerta un papel que con hermosa y refistoleada letra rezaba así:


"Doctor Suárez Estupendo
ofrece su habitación
en el hotel Cagajón,
a la derecha subiendo.
Si falla la curación
-cosa que viene ocurriendo
con tanta reiteración
que al que trincó, va abicando-
encontrarán el cajón
a mano izquierda, bajando"».

El diccionario de canarismos de la ACADEMIA CANARIA DE LA LENGUA, nos incluye una nueva acepción del verbo "rascarse" cuando recoge: «1. prnl. Embriagarse. 'Cuando se rascaba se ponía muy pesado'».

En cuanto al adjetivo "rascado, da" recoge una primera acepción que compendia lo que ya se conoce « 1. adj. Pesaroso, disgustado por verse privado de algo que pudo haberse conseguido. Se emplea sobre todo en la expresión estar o quedarse rascado. Se quedó rascado por no haber podido ir al aeropuerto a recibir a su tío. Igualmente una segunda acepción usada en Fuerteventura en los ambientes agrarios, que describe una acción con la preparación del terreno que nada tiene que ver con el sentido figurado que hemos comentado: «2. m. Fv.  Arada superficial. 'Le dio un rascado a la gavia, y la plantó de chícharos'».

En la actualidad, probablemente porque nuestra sociedad se ha vuelto más materialista, más pendiente de que la fortuna nos acompañe para la obtención de dinero fácil, surgen expresiones referidas al que se quedó "Más rascao que un piojo" porque fulano compró delante de mí el número de los ciegos o de la lotería que resultó premiado y yo no lo copié. Es cuando "rascao como un piojo" decimos aquello de "tuve los millones en mi  mano, no lo cogí (el cupón/décimo) y se los llevó Juanito. Vaya rasquera".

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