martes, 4 de febrero de 2014

Revirarse como una panchona




Nos encontramos ante una expresión coloquial que comportaba de alguna forma una adaptación de otra expresión antes al uso en los ambientes políticos parlamentarios, que sería rescatada también en las islas cuando se volvió a implantar el parlamentarismo en España tras la aprobación de la nueva Constitución que cerraba la transición de la dictadura franquista. Nos referimos a la expresión "Cambiarse de chaqueta" con la que señala a aquellos políticos que cambiaban, y cambian, de bando o partido.

Hay una generalizada creencia de que esta última expresión tiene su origen en Carlos Manuel I (1562-1630), primer hijo y heredero del Duque de Saboya, quien acreditó su habilidad en las erráticas alianzas entre España y Francia. Después de la guerra que mantuvo con Francia que le había demandado la devolución del marquesado de Saluzzo que había ocupado durante el reinado de Enrique II de Francia, inicia conversaciones con España a finales del siglo XVI.

Diez años después (1610) pacta con Francia un intercambio de territorio en los Alpes y con la ayuda de las tropas francesas ataca España para liberar Alba, y casar después a su hijo Víctor Amadeo I de Saboya en 1619 con Cristina hermana Luis XIII de Francia. Años después, cuando los franceses ocuparon Casale Monferrato del Piamonte, durante la Guerra de Sucesión de Mantua en 1628, Carlos Manuel volvió a aliarse con España, alianza que rompería dos años cuando Richelieu invade el Piamonte y vuelve a aliarse con Francia, alianza que no respetará cuando Felipe IV de España envió dos fuerzas invasoras a Génova.

Al margen de sus alternancias en las alianzas, se dice que la expresión nace del "jubón", algo parecido a una chaqueta, que se dice Carlos Manuel mandó a confeccionar, de forma reversible rojo o blanco y que distinguía a los Papistas y Luteranos en sus enfrentamientos. Carlos Manuel cambiaba el color de su jubón en sus apariciones públicas cuando quería apoyar a unos u a otros según le convenía, y del "cambiarse de jubón" surgió la expresión más actualizada de "cambiarse de chaqueta” para los parlamentarios.

En las islas, donde los llamados correligionarios o militantes de los partidos que surgían por doquier en las épocas proto-liberal y liberal del siglo XIX, las diferencias ideológicas entre algunos de estos partidos eran prácticamente inexistentes y sus diferencias obedecían a las familias que mandaban cada bando, y así hasta que surgió la figura de Fernando de León y Castillo que agrupó a las derechas bajo una marca única, si bien se mantuvieron conviviendo las corrientes de las familias, y donde los correligionarios se identificaban en función de quien garantizara su dependencia económica, su sustento alimentario.

Es conocido que la "panchona", nombre con el que se conoce a los ejemplares jóvenes de la "salema" (sarpa salpa), son peces habituales de las orillas de las costas isleñas formando cardúmenes numerosos, que pueden localizarse con relativa facilidad porque cuando mordisquean las algas para capturar a los pequeños invertebrados que constituyen su alimento, "viran" su cuerpo ladeándolo y reflejando sus flancos escamados la luz solar, brillos que pueden ser detectados desde fuera del agua por un pescador de orilla o cualquier bañista.

Ese sentido figurado del "revisarse de la panchona" cuando come, se trasladaba al "político que cambiaba de bando" pues se presuponía que lo hacía por garantizar sus intereses, su sustento.
Si bien el académico Agustín Millares Cubas no parece conociera en detalle de la costumbre de la "panchona", sí nos cuenta con detalle del sentido de la expresión.

«Revirarse como una panchona.- Panchona es nombre canario de un pez que tiene la singularidad de revirarse, es decir, de voltear, bien en su natural elemento, bien en el aire, prendido ya del anzuelo.

Si "virarse" es cambiar de opinión, de bandería, de casaca, revirarse es hacer lo mismo con reiteración y con frescura. Por fortuna el reviramiento es fenómeno casi exclusivo de la llamada política, y el que se revira como una panchona por ejemplo, en el período electoral, suele ser excelente sujeto en otro orden de relaciones.

También se reviran como panchonas las personas o cosas que se exhiben, que se prodigan, que se dejan ver con exagerada frecuencia y a las que, según la frase vulgar, las encontramos hasta en la sopa.

A la puerta de la Iglesia de San Telmo llegaba una señora a tiempo que salía un roncóte.
— Diga, mi amigo, preguntó aquélla a éste. ¿Podré alcanzar alguna misa?
— ¿Misas? En aquél caletón (el altar mayor) se están revirando como panchonas».
Pancho Guerra un siglo después, cuando el parlamentarismo había desaparecido en España con la dictadura franquista, sólo recoge el canarismo de «PANCHONA.- Salema (pez) pequeña. Nombre que da el marinero a la "salema" pequeña. Es pez muy voraz y vive en manadas o manterios (Viera cita "Salmena")».

En la actualidad conviven ambas expresiones Revirarse como una panchona o Cambiarse de chaqueta, dependiendo en muchas ocasiones de las edad de quien la pronuncie, aunque los malos hábitos de los destinatarios todavía parecen mantenerse.

Hablando de panchonas, hay otro decir en las islas que reza "Mezclar brecas con panchonas", lógica adaptación a nuestro medio natural del castellano "Mezclar churras con merinas", locuciones adverbiales al uso en las islas y en península por las que se recomienda no colocar en el mismo plano temas o personas de naturaleza muy distinta.

El primero procede de los ambientes ganaderos castellanos, que manifestaba que la lana de las ovejas merinas es más apreciada que la de las churras, pues esta última por ser más vasta y de menor calidad. En algunos lugares que desconocen de estos matices de la lana ovina, lo han modificando haciéndolo inentendible: "Mezclar churros con merinos".

La adaptación en las islas conserva su correcto significado al trasladarlo a los ambientes pesqueros, pues la calidad y cantidad de la carne de las brecas es indiscutiblemente muy superior a la de las panchonas.


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