jueves, 27 de febrero de 2014

Se sale de angurria




Este decir o el coloquialmente abreviado "salirse" era mencionado cuando alguien tenía incontinencia de orina, cuestión que resulta sorprendente porque el canarismo "angurria" tiene su origen etimológico en la palabra "estangurria". Curiosamente se produce en el léxico canario el aféresis de suprimir el sonido inicial de la voz castellana, y al contrario de otros canarismos que se componen como sinónimos de su original, en este particular caso se transforma en un antónimo de su significado, y expresa ideas opuestas o contrarias respecto de su origen.

Veamos inicialmente como se reseñan tales palabras en el DRAE. De su origen recoge «estangurria. (Del ant. estrangurria; cf. estranguria). 1. f. Micción dolorosa. 2. f. Cañón pequeño o vejiga que suele ponerse quien padece esta enfermedad para recoger las gotas de la orina».

Igualmente recoge la corrupción de su original como primera acepción coloquial con igual significado al origen, otras tres acepciones exclusivas de América que expresan carencias, y una quinta acepción al uso en Cuba y México, con significado igual al dado en el canarismo y que pudo llegar allí con nuestros emigrantes:

«angurria. (Falsa separación del antiguo estrangurria). 1. f. coloq. estangurria ( micción dolorosa). 2. f. Am. Deseo vehemente o insaciable. 3. f. Am. hambre. 4. f. Am. Avidez, codicia. 5. f. Cuba y Méx. Secreción frecuente de orina».

Los antecedentes que aquí tenemos nos lo aporta primero Agustín Millares Cubas que recoge «ANGURRIA.- Padece de angurria o sea de incontinencia de orina. Hoy se usa poco».

Más tarde será Pancho Guerra quien explica el significado para el grancanario de la palabra angurria dando un lujo de detalles «Enfermedad del aparato urinario, caracterizada por incontinencia.

El término ofrece un clarísimo caso de aféresis. Es "estangurria", dolencia a la que el Diccionario de la Academia define como "emisión dolorosa de la orina, gota a gota, con tenesmo de la vejiga". "Mirad bien a la cara a ese cantarillo quebrado, que se orina con estangurria", dice don Francisco de Quevedo en 'La fortuna con seso y la hora de todos'. La frase del clásico parece abundar en el concepto académico de micción lenta, contrario al sentido de frecuencia y abundancia con que parece emplearse en la Isla, y que corrobora en su léxico don Agustín Millares Cubas. Corominas registra "Engurria"».

Más entendible es la escenificación de describirnos como un auténtico caidero de aguas el padecimiento que nos hace el mismo autor en Las Memorias de Pepe Monagas, cuando narra de las duras bromas de fantasmas que le gastaron al "destributario" de la Pontificia Universidad los obligados seminaristas hermanos Morales que eran "el mismísimo Barrabás":

«Un día supieron que aquel hombre de piernas zambas, figura y andar desmangallados, barba cerrada y carbonera, empalmada con las colas de mulo del mismo tinte que le servían de cejas, y cresta negra y dura como lomo de cochino, padecía de angurria. Tan recio era su mal, que se pasaba el día de visiteo.

De noche, como tenía el dormir tan atrancado, evitábale el agua a los chochos, como por aquí decimos, en medio del sueño y en pleno colchón. Ni que decir que pasó el jergoncillo, al tiempo que lo viró un imposible batumerio. Lo llamaban en vano y en vano lo amonestaban. El hombre seguía saliéndose todo. Un día recibió una orden terminante.

─ En adelante, señor Casorla, se le suprimirá a usted la basinilla -y disimule-. Asi, pues, practicará sus alivios fuera del dormitorio, y, naturalmente, donde es debido. A ver si la idea de que no tiene usté remedios a mano le solivianta la sorrera de su sueño, mejorándose así su mal. Porque reconosemos que es un mal, pero reconoserá usté, señor mío, que también lo es entripar el colchón con tan funestas consecuensias, trassendentes lo mismo en el orden económico que en el orden aromático.
La receta surtió efecto. El señor Cazorla seguía yéndose de vez en vez, pero, en general, en cuanto se sentía represado brincaba de la cama y salía a espetaperros por los silenciosos y oscuros pasillos hacia los excusados.

También sabían los potritos de los Morales que el destributario era miedoso, con un chirgo especial para ánimas y aparecidos. Había quien afirmaba que la angurria no tenía otra causa que el tal cerote. Con tales circunstancias a la vista y a la mano, los dos muchachitos prepararon su "factura"...».

Fueron tan graves y sonadas las teatrales apariciones de fantasmas que los alarmantes gritos del señor Cazorla despertaron a todo el seminario, acudiendo la autoridad y el médico; los sustos y descréditos del "destributario" le animaron a abandonar el seminario «porque el asustado tuvo que coger el camino e irse un tiempo a su pueblo -creo que El Carrizal-, a comer lasquitas de cochino y a tumbarse».

Tiempo después enterada la familia de los Morales de sus fechorías, uno de ellos tratando de enmendar la plana contaba: «Mi pobre vieja se llevó un tremendo disgusto, que yo intenté aliviarle diciéndole, una vez le hablé de trabajar el puerto:  Mire, madre, más vale un buen cambullonero que un mal cura».

En la actual edición del diccionario de canarismo de la ACADEMIA CANARIA DE LA LENGUA se recoge «angurria. 1. f. GC.  Micción persistente. 'La angurria, la meadilla esa, le entró por una infección que tuvo'».

En esta tierra lo que se acostumbraba para parar la "angurria" era recurrir a las infusiones de altavaca, como nos lo cuenta el recurrido Pancho Guerra «ALTAVACA (Artabaca).- Planta espontánea de los terrenos incultos insulares. Sus hojas son largas, su color verde oscuro y sus flores, que brotan a lo largo del tallo, doradas. Es hierba "melecinera", indicada, por ejemplo, para la angurria».

Esta hierba "de la melicina", vulgarmente de la medicina, no es otra que la Dittrichia viscosa, planta de hasta 140 centímetros, con hojas alternas y con capítulos amarillos, los cuales poseen flores hermafroditas, que dan frutos con vilano de cinco milímetros, cuyos pelos son todos más o menos iguales y se encuentran soldados en la base. Es también conocida como matamoscas o mosquera (FLORADECANARIAS.COM)

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